¿Domesticación o extranjerización?
Analizamos la eterna pregunta de la traducción
La domesticación y la extranjerización son dos estrategias de traducción opuestas que fijan la perspectiva que se le va a dar a un texto traducido.
La domesticación pone el foco en la cultura meta. Tiene como objetivo suprimir aquellos rasgos culturales que le resulten extraños al público al que se dirige, de manera que cuando se enfrenten a la traducción, esta no sea identificada como tal, y podría pasar por un texto completamente original. Un ejemplo de domesticación sería el que se empleaba a menudo en el doblaje de las series de comedia al mencionar famosos de España para no perder el toque de humor. Por ejemplo, en El príncipe de Bel-Air se hacía alusión a Chiquito de la Calzada o Carmen Sevilla.
En el extremo opuesto encontramos la extranjerización. En este caso, el foco se posiciona sobre la cultura origen y el objetivo será mantener todas sus particularidades. Esta estrategia busca mantener los rasgos culturales del idioma de origen, de forma que se empuja al público meta hacia elementos extraños o más alejados a su cultura.
Entonces, ¿qué método debemos utilizar? No existe una respuesta absoluta, ya que cada método cuenta con ventajas y desventajas. La domesticación proporciona textos fluidos y atractivos, pero se corre el riesgo de perder información cultural interesante o incluso de transformar excesivamente la traducción. Por su lado, la extranjerización ayuda a fomentar la diversidad entre culturas exponiendo al público a realidades que desconocía previamente. Sin embargo, puede provocar desinterés o cierta reticencia inicial, ya que supone un esfuerzo adicional para el lector que se zambulle en un mundo ajeno.
Por lo tanto, ante el dilema sobre qué método es el más adecuado, debemos fijarnos en los factores externos a la traducción; es decir, el marco contextual en el que se va a utilizar. Es evidente que lo primero que hay que tener en cuenta son los requisitos del cliente. Si en el encargo se acuerda la adopción de un método concreto, será ese el que se aplique. A continuación, se tendrán en cuenta elementos como la distancia lingüística entre códigos, las características del público meta, la funcionalidad y la finalidad de la traducción. Una vez se hayan analizado todos estos factores, se procederá a la elección del método más apropiado: domesticación o extranjerización. Obviamente, no todo es blanco o negro, por lo que se podrá modular la intensidad de esos métodos atendiendo a lo explicado anteriormente.
Recientemente, se ha popularizado un tercer método denominado internacionalización. Se utiliza principalmente en las traducciones al inglés, español o francés cuando ejercen como lingua franca. Es decir, cuando las traducciones van a ser utilizadas en diversas culturas y lo fundamental es comprender el contenido sin ornamentaciones. Se basa en crear un texto desvinculado de cualquier cultura y carente de referentes. La primera impresión podría ser que obtendremos una traducción insulsa, pero el resultado será, ni más ni menos, un producto adecuado a su marco contextual concreto.
Está claro que no siempre es sencillo decantarse por un método u otro, así que si buscas una traducción que se adecúe a tus preferencias, contacta con nosotros para poner en marcha un proyecto de traducción conforme a tus requisitos específicos.